El pacto que nadie firmará pero todos necesitan: cómo Junts y el PP pueden salvarse mutuamente

Puede que os recuerde a trozos de "El Príncipe" o que os suene a "El arte de la guerra", pero es el momento de apoyarnos en la visión de genios como Nicolás Maquiavelo o Sun Tzu. Porque la política no es un ejercicio de buenas intenciones: es gestión descarnada de poder, intereses y supervivencia. Y ahora mismo, tanto Junts per Catalunya como el Partido Popular están atrapados en un juego que los debilita a ambos mientras fortalece a sus competidores.



Este artículo no es una llamada a la concordia ni un alegato moral. Es un análisis frío de cómo dos actores políticos enfrentados pueden salvarse mutuamente sin necesidad de confiar el uno en el otro, sin pactos explícitos, y sin renunciar a sus narrativas. Solo necesitan inteligencia estratégica.


El diagnóstico: dos jugadores atrapados en un juego perdedor

Junts per Catalunya y el Partido Popular llevan años enzarzados en un conflicto identitario que ya no sirve a ninguno de los dos. Cada escalada verbal, cada postureo, cada bandera agitada beneficia a terceros: Vox, Aliança Catalana, el PSOE y la izquierda radical.

Junts está perdiendo votantes por dos flancos. Por la izquierda, hacia ERC y el PSC, que ofrecen pragmatismo sin la carga de un proyecto independentista cada vez más irreal. Por la derecha, hacia Aliança Catalana, que ha entendido que el malestar identitario puede adoptar formas más radicales. El discurso de la independencia a corto plazo ya no moviliza: cansa, desmoraliza y ahuyenta.

El PP, por su parte, sangra votos hacia Vox cada vez que tiene que demostrar dureza ante el independentismo. Su espacio natural —el centro-derecha moderado, económico, reformista— queda secuestrado por la necesidad de competir en radicalidad con un partido que solo vive del conflicto. Mientras tanto, el PSOE se presenta como el único actor sensato y moderado, capaz de pactar con todos.

Ambos están atrapados. Y lo peor es que lo saben.

La solución elegante: narrativas paralelas sin pacto explícito

La salida no requiere acuerdos secretos ni gestos de buena voluntad. No hace falta que Puigdemont y Feijóo se sienten a negociar en la sombra. Solo necesitan actuar según su propio interés estratégico, y construir narrativas creíbles para sus respectivas bases que justifiquen un cambio de enfoque.

Es simple: ambos anuncian, cada uno por su cuenta, que van a dejar de priorizar el conflicto identitario durante una década y van a centrarse en la economía, la prosperidad y el crecimiento. Pero lo hacen con discursos opuestos que permiten a cada uno mantener la dignidad ante su electorado.

El discurso para las bases de Junts

"Hemos llegado a la conclusión de que la pelea inmediata por la independencia está desmoralizando a nuestras bases y alejando el horizonte de una Cataluña independiente. La realidad es que hoy, en 2025, no tenemos la fuerza ni el contexto internacional para lograrlo. Insistir en ello solo nos debilita.

Por eso, vamos a cambiar de estrategia. Durante los próximos 10 o 15 años, vamos a centrarnos en construir las bases económicas, sociales e institucionales de una Cataluña fuerte, próspera y moderna. Una Cataluña que, cuando llegue el momento, esté preparada para tomar decisiones soberanamente desde una posición de fortaleza, no de debilidad.

Eso significa menos banderas y más empresas, menos manifestaciones y más inversión, menos épica y más resultados. Vamos a demostrar que Cataluña puede liderar económicamente sin necesidad de declaraciones unilaterales. Y cuando seamos los más fuertes, entonces podremos plantear cualquier debate desde una posición de ventaja."

El discurso para las bases del PP

"Durante años, hemos estado combatiendo el independentismo en un terreno que solo beneficia a los extremos. Cada enfrentamiento da oxígeno a Vox y a los radicales catalanes. Cada crispación nos aleja de lo que realmente importa: hacer crecer España.

La realidad es que el independentismo está más débil que nunca. Sus bases están desencantadas, su proyecto está agotado y la sociedad catalana pide normalidad. Ahora que están en retirada, ¿vamos a seguir peleando contra un fantasma? ¿O vamos a aprovechar este momento para centrarnos en lo que de verdad importa?

Nosotros apostamos por lo segundo. Queremos una España unida, sí, pero sobre todo queremos una España grande, próspera y competitiva. Y eso solo se consigue con estabilidad, inversión y reformas. No con trincheras.

Vamos a dejar de obsesionarnos con obligar a la unión y vamos a centrarnos en construir una España tan atractiva que nadie quiera irse. Menos épica nacionalista y más resultados económicos. Porque al final, la mejor defensa de España es que funcione."

Por qué funcionará: análisis de incentivos

Esta estrategia funciona porque responde a los incentivos reales de cada actor:

Junts gana:

  • Mantiene el discurso independentista sin tener que cumplirlo (que nunca iba a lograr)
  • Frena la hemorragia hacia Aliança Catalana y ERC
  • Recupera credibilidad entre votantes pragmáticos
  • Conserva poder institucional y capacidad de negociación

El PP gana:

  • Desactiva el arma principal de Vox (el miedo al independentismo)
  • Recupera el espacio del centro-derecha económico y reformista
  • Atrae votantes moderados hartos de crispación
  • Puede gobernar con estabilidad y enfoque en resultados

Ambos ganan:

  • Se libran de una guerra que solo beneficia a terceros
  • Pueden vender el cambio sin humillarse
  • Sus bases tienen una excusa digna para apoyarlos
  • La economía vuelve a ser el eje central del debate

Los perdedores: quiénes pierden si esto pasa

Si Junts y el PP ejecutan esta estrategia, hay actores que pierden toda su razón de ser:

Vox: Su crecimiento se alimenta del miedo al independentismo. Si el PP desactiva el conflicto, Vox pierde su narrativa principal.

Aliança Catalana: Necesita la tensión identitaria para crecer. Sin ella, vuelve a ser marginal.

ERC: Quedaría atrapada entre un Junts pragmático y un PSC moderado, sin espacio propio.

El PSOE: Pierde su papel de árbitro imprescindible. Si PP y Junts convergen en pragmatismo económico, Sánchez deja de ser el único capaz de "gestionar Cataluña".

Por eso, estos actores harán todo lo posible para sabotear cualquier movimiento en esta dirección. Provocarán, escalarán, agitarán banderas. Pero si Junts y el PP son lo suficientemente inteligentes, no morderán el anzuelo.

El momento es ahora

Las condiciones para este movimiento nunca han sido mejores:

  • Las bases de ambos partidos están hartas del bloqueo y buscan una salida digna
  • La sociedad española y catalana pide normalidad y crecimiento
  • Los extremos han mostrado sus límites y su peligrosidad
  • Hay una ventana de oportunidad antes de que el ciclo electoral se complique

No hace falta que Puigdemont y Feijóo se caigan bien. No hace falta que confíen el uno en el otro. Solo necesitan ser lo suficientemente maquiavélicos para entender que, en este momento, sus intereses convergen.

Maquiavelo lo explicó hace cinco siglos: "Un príncipe prudente no puede ni debe guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelve en contra suya y han desaparecido los motivos que determinaron su promesa." Ninguno de los dos tiene que renunciar a nada definitivamente. Solo aplazar lo que no sirve y centrarse en lo que funciona.

Sun Tzu fue aún más claro: "La suprema excelencia consiste en quebrar la resistencia del enemigo sin luchar." Junts y el PP no tienen que seguir combatiéndose frontalmente. Pueden ganar más dejando de pelear.

Conclusión: esto va a pasar

Este artículo no es una propuesta ingenua. Es el análisis de una estrategia que, si los actores políticos son mínimamente inteligentes, acabará ocurriendo. Porque las alternativas son peores para todos.

Los votantes desencantados de Junts y del PP lo saben. Por eso, si estás leyendo esto y alguna vez votaste a alguno de estos partidos, compártelo. Haz que llegue a quienes toman decisiones. Porque la política no cambia solo con buenos deseos: cambia cuando la presión de las bases y la lógica del poder convergen en la misma dirección.

Y en este caso, están convergiendo.

¿Y ahora qué?

Este artículo no vale nada si se queda aquí. Las ideas no cambian la realidad por sí solas: lo hacen cuando llegan a las personas adecuadas y crean presión suficiente para actuar.

Así que la pregunta es simple: ¿a quién le vas a pasar este artículo?

Si has votado alguna vez a Junts o al PP y estás harto del bloqueo, tienes más poder del que crees. Compártelo en redes. Envíalo a los grupos de WhatsApp de tu partido. Haz que llegue a los dirigentes locales, a los diputados, a los asesores. Ellos leen. Ellos escuchan cuando la presión viene de abajo.

Si conoces a alguien con acceso directo a Feijóo, Puigdemont o sus equipos, tienes una responsabilidad. Reenvía esto. Un café, un correo, un mensaje. Las mejores estrategias políticas no nacen en despachos: nacen cuando alguien pone sobre la mesa una idea que nadie se había atrevido a verbalizar.

Si eres periodista, analista o tienes altavoz, este es el tipo de análisis que merece circular. No porque sea mío, sino porque verbaliza algo que muchos piensan pero pocos dicen en voz alta. Y en política, lo que no se dice en voz alta, no existe.

Si eres político de Junts o del PP y estás leyendo esto, ya sabes que tengo razón. La pregunta es: ¿vas a seguir jugando el juego que te debilita, o vas a ser lo suficientemente inteligente para cambiarlo?

No hace falta que me respondas. Solo actúa.

La política no la cambian los artículos. La cambian las personas que los usan como herramienta.

¿Cómo vas a conseguir que esto llegue a los que deciden?

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