Colorear los huesos de los muertos
N o sé si os pasa como a mi. Los recuerdos más antiguos suelen tener que ver con emociones muy fuertes. Mi recuerdo más antiguo lo provocó la ternura. Recuerdo, si cierro los ojos las puedo ver, mis manos pequeñas de niño agarradas a los dedos de las fuertes manos de mi padre. Mi padre era un hombre bueno. Humilde en todo. Siempre rodeado de amigos. Mi padre había nacido en Cáceres pero mis abuelos emigraron a Huelva cuando él era casi un niño. Tenía esa sonrisa de los hombres buenos que te hace desear estar cerca de él. Con su voz ronca cantaba fandangos de Huelva con una pasión maravillosa. Mi padre era de izquierdas. No ocultaba su simpatía por la izquierda a pesar de haber vivido casi toda su vida bajo la dictadura de Franco. No podía disimular su enfado cuando veía al “caudillo” en la tele. Mi padre se había librado del servicio militar por ser el único hijo varón de una viuda, las leyes de entonces. Mi abuelo había muerto siendo él muy joven. Mi padre nació en 1914. En el 36 tení