Me declaro negacionista

Entre borrego y negacionista, elijo negacionista. Negacionista de todo

Si tengo que elegir entre que me llamen negacionista y decir que si a todo, absolutamente a todo lo que se dice sobre el cambio climático, sin poder matizar ni preguntar ni dudar. Decir que si, no solo a los argumentos profundos de los científicos, sino también, sin rechistar, decir que si hasta a las chorradas que dice Jane Fonda, no sé si por encargo de alguien, culpando de todos los males del mundo, injusticias sociales incluidas, al cambio climático, elijo, sin ninguna duda ser negacionista.


Si tengo que elegir entre ser un maldito negacionista o asentir con cara de bobo a todos los argumentos maniqueos de todas las feministas, de las inteligentes y sensatas y de las estreñidas. Si esas son las opciones, sin posibilidades intermedias ni matices ni pensamientos personales, no tengan ninguna duda, soy un maldito negacionista.

Si me obligan a elegir entre ser un despreciable negacionista o sumarme al coro, por supuesto sin rechistar, de los que (para cuidar de sus intereses) nos piden que cada vez que alguien diga VOX todos, los presentes y los ausentes, repitamos a coro, sin pestañear y con gesto adusto ¡son la extrema derecha!, si no me permiten hablar de mi respeto a los tres millones y medio de españoles o decir que hay una parte de los sus argumentos que me parecen muy sensatos. Si solo puedo elegir entre esas dos opciones, podéis estar seguros, me encontraréis entre los despreciables negacionistas.

Estoy tan convencido que si para evitar que me llamen facha negacionista tengo que decir que todos estamos muy contentos con que hayan exhumado a Franco, que durante el franquismo ningún español, ni de derechas ni de izquierdas, hizo nada decente y que todos los días, en todas partes, la policía nos perseguía y nos torturaba. Si no puedo matizar que no todos los de izquierdas eran buenos ni los de derechas malos. Que muchos de los que murieron en un lado hubieran estado encantados en el otro y que -y ya me acerco a la exclusión social- el régimen del dictador Franco también hizo cosas buenas. No lo voy a evitar, si las opciones son, sumarme como un borrego a las consignas de unos desaprensivos o arriesgarme a que me llamen facha negacionista, sin duda, me voy a arriesgar.

En fin, si solo me dan a elegir entre tener mis propias ideas, opinar, analizar, y expresar los matices que veo, siento y entiendo de las realidades que nos rodean o aceptar que extorsionen a mi inteligencia con la amenaza de llamarme negacionista, no lo dudo ni un momento


Me declaro negacionista


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