Votar sin elegir: la gran trampa de las listas cerradas
Imaginemos por un momento a Rousseau contemplando la democracia moderna. Si alguien le explicara que el poder legislativo de un país europeo, en teoría uno de los más cercanos a la voluntad popular, está amarrado por unas listas cerradas que deciden los partidos, probablemente sentiría un escalofrío. Y es que la realidad del sistema electoral español ha creado una desconexión profunda entre representantes y ciudadanos.
Las listas cerradas, que fueron justificadas en la transición como un mecanismo para dar estabilidad a una democracia recién nacida, se han convertido en una reliquia que ya no responde a las necesidades actuales. Con el paso de los años, España ha madurado democráticamente y lo que antes podía tener sentido como una medida de transición ahora se percibe como un obstáculo para la verdadera representatividad.
En Europa, la mayoría de las democracias han optado por sistemas más abiertos o mixtos. Sin embargo, en España las listas cerradas siguen siendo la norma, y con ello se perpetúa un círculo vicioso: los diputados responden más a la jerarquía del partido que a los votantes. Esto genera una desafección ciudadana que mina la confianza en la democracia y hace que muchos ciudadanos sientan que, en el fondo, da igual a quién votar.
Lo más llamativo es que España es prácticamente la única gran democracia europea que sigue aferrada a las listas cerradas y bloqueadas. En países como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido, los ciudadanos pueden elegir de manera más directa a sus representantes, ya sea mediante sistemas mayoritarios o con fórmulas mixtas que abren la posibilidad de señalar a personas concretas. Esa diferencia convierte al caso español en una anomalía democrática dentro del contexto europeo, y explica por qué la desafección ciudadana aquí alcanza niveles especialmente altos en comparación con nuestros vecinos.
A todo esto se suma la disciplina de voto, otro elemento que encadena aún más a los diputados con la dirección de su partido. En teoría, el Parlamento debería ser un espacio de deliberación y decisión libre, pero en la práctica la mayoría de los diputados votan exactamente lo que la cúpula decide, so pena de sanciones políticas o de ver comprometido su futuro en la lista electoral. De esta forma, el Congreso termina funcionando como una prolongación de las ejecutivas de los partidos, reduciendo al mínimo la independencia de criterio de los legisladores y vaciando de contenido la idea misma de representación.
Lo más preocupante es que este sistema solo beneficia a las cúpulas partidarias. Los partidos tienen el control total sobre quién entra en las listas y, por lo tanto, sobre quién llega al Congreso. Los ciudadanos, en cambio, se encuentran con que su capacidad de elegir representantes reales es mínima. En otras palabras, las listas cerradas tienen muchas ventajas para los políticos y ninguna para los ciudadanos.
Y aquí llegamos a la conclusión incómoda: este sistema no va a cambiar porque los políticos renuncien voluntariamente a sus privilegios. Si esperamos que los partidos modifiquen las reglas que les benefician, nos podemos dar por “fastidiados”, por decirlo suavemente. Los ciudadanos tienen que entender que la elección real no es entre un partido u otro, sino entre seguir sometidos a la voluntad de las cúpulas partidarias o exigir una democracia auténtica.
En definitiva, la única manera de lograr un cambio es que la presión venga desde la ciudadanía. No se trata solo de cambiar una norma, sino de elegir entre una democracia real o una democracia capturada por los partidos. Los políticos no van a ceder ese poder por sí solos. Es hora de que los ciudadanos tomen la palabra.
Referencias bibliográficas:
Parlamento Europeo y Comisión de Venecia (2020): "Informe sobre estándares electorales y buenas prácticas en los Estados miembros". Este informe analiza cómo distintos sistemas electorales, incluidas las listas cerradas, impactan en la representatividad y la participación democrática.
Tània Verge (2019): "Closed Lists and Political Recruitment in Spain: A European Perspective". Un estudio que examina el impacto de las listas cerradas en el reclutamiento político en España, publicado en contextos internacionales.
Francisco J. Vanaclocha y Rubén Sánchez Medero (2013): "Proportional Representation and Territorial Diversity in Spain". Este trabajo compara el sistema español con otros modelos europeos y analiza sus deficiencias.
Comisión Europea para la Democracia por el Derecho (Comisión de Venecia): Diversos informes sobre reformas electorales y recomendaciones para mejorar la representatividad en países de la UE, con referencias a España.
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