Reinventar la izquierda
En la página dos de El País que me han dado esta noche en el avión me he encontrado una entrevista a Matteo Renzi, Alcalde de Florencia y he sentido mucha envidia, lo
tengo que confesar. Renzi no tiene miedo. No se siente limitado por la visión ortopédica de los "gurús" de la Izquierda Conservadora.
Renzi se siente con el derecho a elegir los cambios necesarios para su país en función de una visión de Italia y no limita la evolución de su país a lo que los
fundamentalistas ideológicos permitan cambiar.
¡ Que suerte tienen los
italianos ! Nosotros seguimos teniendo monaguillos vestidos de cardenales.
Me ha
encantado leer que:
"... lo que me preocupa no es tanto lo que hacen los
extremistas en Italia, sino lo que no hacen los políticos."
"Este es un país mejor que sus
políticos"
"Es necesario el coraje de decir que el futuro no da
miedo, que el futuro es un lugar fascinante.
"Para mi es de izquierdas haber recortado los costes
de la política"
"Para mi es de izquierdas imaginar que los museos están
abiertos hasta media noche"
"Hay una izquierda que quiere limitarse a la teoría,
quiere montar congresos. Y hay una izquierda que quiere hacer las cosas"
Hace unos meses, en un
homenaje a Felipe González, le escuche decir algo
sencillo y genial (mientras Rubalcaba, nuestro monaguillo, casi pretendía hacerle callar). Textualmente Felipe decía que el problema es que el PSOE ha perdido la vocación de ser un partido mayoritario. Creo que no se puede decir más con menos palabras.
Los representantes de la
izquierda española (debo admitir que asumo
que los dirigentes del PSOE representan a la izquierda española y soy consciente de que es mucho asumir) hace tiempo
que han dejado de pensar que deben esforzarse en entender lo que necesita la
mayoría
de los españoles y adaptar su programa
para conseguir esa España que sea mejor para muchos.
En realidad, en lugar de
intentar servir a los ciudadanos, es decir intentar ser mayoritarios, se
dedican a construir propuestas que sean "topicamente" de izquierdas y
bendecidas por los validadores ideológicos
inmovilistas,
entre los que están los sindicatos, el propio
aparato del partido, los militantes más recalcitrantes y, como no,
los columnistas que hasta se autodenominan como "el ojo izquierdo" y
se han convertido en una versión pretendidamente progresista
del "vigía de occidente"
Desde hace años los partidos de derecha han ido asumiendo algunas de las
reivindicaciones clásicas de la izquierda con una
capacidad de adaptación, sincera o hipócrita, pero muy rentable electoralmente. La
"izquierda" ha reaccionado eliminado o pasando a segundo plano muchas
de esas reivindicaciones fundamentales.
La consecuencia es que entre
la agilidad electoral de la derecha, el miedo a los vigilantes de los dogmas
caducos y la poca sensibilidad y coraje de los pretendidos líderes de la "izquierda" han arrinconado ideológicamente al
PSOE
reduciendo sus programas a una colección de slogans vacíos o a la búsqueda de imposibles
propuestas aparentemente radicales que cumplan decenas de ecuaciones de
validación ideológica.
La cuestión final es fácil, la definición de lo que es
izquierda se debe adaptar a la evolución de las
necesidades de la mayoría y no al revés. No tiene sentido admitir un
tribunal que dictamine que es y que no es izquierda. No es una religión. No nos podemos supeditar a una colección de dogmas heredados que terminan sirviendo solo a los
aparatos que los conservan.
Sintámonos libres como Matteo Renzi. Redefinamos que es ahora la
izquierda. No nos dejemos arrinconar por lo que nos permiten los "sumos
sacerdotes" y no nos resignemos a abandonar además los cambios que, cínicamente o no, también dice defender la derecha.
Construyamos el país que necesitamos la mayoría de los ciudadanos españoles. Elijamos, sin
miedo, a los líderes que hacen
suyas nuestras causas
y no a los que pretenden que nos adaptemos a los dogmas que les protegen.
Esa
será
la izquierda que gobierne.
Lo que nos quieren vender hoy son lemas vacíos e interesados con un
insoportable olor a naftalina.
(Volando
de México a Madrid el 24/25 de
abril de 2013)
Quizás lo que deberíamos superar es el propio lenguaje en si. Sinceramente, no creo mucho en los políticos pero no tengo alternativa para ellos, así que soy conciente de que me los tengo que "tragar". Dicho esto, ha llegado un momento en el que me importa un comino si son de izquierdas, de derechas o de cualquier otra cosa que se les ocurra. Intento fijarme en el mensaje y, sobre todo y por encima de todo, en la credibilidad que me transmite cuando lo expresa... y la mayoría de las veces acabo por no votar ;)
ResponderEliminarQuerido Luis, quizás lo que debemos es recordar la famosa cita de Ortega y Gasset":
ResponderEliminar"Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral."
Un abrazo