Socialistas hervidos

Nunca había pensado que la parábola de la rana hervida se haría tan popular. Para los que no la conozcan el símil es sencillo y muy gráfico. Si intentas meter una rana en agua hirviendo, el animal, al notar el impacto repentino del calor, saltará y se librará de ser hervida. Si, por el contrario, metemos la rana en agua a temperatura ambiente y la vamos calentando lentamente, para cuando el calor sea excesivo la rana ya no tendrá fuerzas ni opciones de escapar.

Creo que es bastante notable que los españoles estamos siendo los protagonistas del experimento de la rana. Si el gobierno de Pedro Sánchez hubiera tomado la decisión de amnistiar a los protagonistas del Procés y, en el mismo día, hubiera cambiado las reglas de designación de los miembros del CGPJ, el Tribunal Supremo y el Constitucional, los españoles, probablemente, habríamos salido a la calle y montado suficiente ruido como para detener esas decisiones. La rana, a lo mejor, habría escapado del agua caliente. Pero no, Sánchez ha entendido que era mucho más práctico ir calentando el agua poco a poco y concentrarse en convencernos que la sopa de rana nos va a encantar.

Algunos españoles sentimos que el agua empieza a quemar y que nuestras fuerzas no son suficientes para saltar de la olla. Los políticos de la oposición empiezan a analizar como revelarse frente a la cocción sin dejar de intentar que su reacción les dé réditos electorales. Oyéndolos hablar es evidente que su generosidad en bastante impostada.

Arrimadas cree que retomando sus viejos argumentos del Parlament, con los que no supo ser coherente en su día, puede resucitar y, de camino, quitarse a Edmundo Bal de en medio y continuar con su intento de seguir viviendo de sus discursos inconsistentes.

Abascal apuesta por patalear y gritar suponiendo que el ruido, aunque no nos permita salir de la olla ni apagar el fuego, puede mejorar su posición frente a Feijoo.

Feijoo `piensa jugárselo todo a esperar que el gas se acabe antes de que estemos todos, incluido él mismo, totalmente hervidos.

Los votantes de derecha pueden elegir entre cualquiera de estas tres opciones ruidosas y oportunistas o por una cuarta, criticar a los tres, calmar su ansiedad repitiendo cual tertuliano radiofónico que Sánchez es el mismo demonio y mirar para otro lado mientras el agua va subiendo de temperatura. No son opciones muy buenas, pero son opciones posibles.

Podríamos pensar que el problema más importante lo tienen los políticos del PSOE, pero los últimos meses nos han aclarado que no es así, los políticos del PSOE ya han demostrado reiteradamente que en la tesitura de elegir entre principios y sueldos no tienen ninguna duda, los sueldos ganan siempre. La situación verdaderamente dramática es la de los votantes de izquierdas y muy especialmente los votantes del PSOE. La cuestión clave, sin ninguna duda, en estos momentos es que opciones tienen los votantes del PSOE. Muchos ya son conscientes de que están dentro de una terrible sopa cuya temperatura no deja de subir, pero no tienen opciones. Decantarse por Abascal o por Feijoo o, incluso, por Arrimadas es demasiado salto. No sabrían cómo explicárselo a ellos mismos y mucho menos a sus amigos. Verbalizar que van a votar a Abascal es algo que no van a hacer.

En esta situación, la única posibilidad realmente práctica es que alguien ofrezca una opción asumible por una parte importante de los votantes del PSOE. En teoría no debería ser difícil. Una opción centrista creíble (Arrimadas ya no lo es) podría ser lo mejor. Si los líderes de esa hipotética opción centrista se comprometieran a priorizar futuros acuerdos con un PSOE renovado es probable que interesara a muchos de los votantes socialistas que ya se sienten hervidos.

La mayor dificultad para instrumentar esta posibilidad es que tiene que ser convincente para votantes de izquierdas que no han cambiado de ideología, simplemente se sienten maltratados por el PSOE de Pedro Sánchez. Intentar engañar a estos votantes con una estratagema que en realidad pretenda fortalecer una opción de derechas no obtendrá ningún resultado. Solo una opción auténticamente generosa que asuma su valor temporal para facilitar que los votantes socialistas se salgan de la olla, tendrá un impacto real.

La única posibilidad viable que se me ocurre en este momento es un Ciudadanos que, de verdad, se renueve, se libere del cinismo de Arrimadas y cuente con un nuevo liderazgo. Ignoro si el diputado Bal tiene la inteligencia y la generosidad suficientes como para empujar esta opción, pero, desde aquí, me atrevo a pedir a todo el que sea consciente del problema de la sopa de rana que aporte su voz y su capacidad de influencia para resolver, de alguna manera, el crítico problema que supone para España la falta de opciones alternativas para los socialistas hervidos.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El malo o el tonto

Los españoles somos muy malos ingleses

Sin guiño no habrá Rey