Lástima de juventud

Los que hoy tenéis entre 18 y 25 años, los jóvenes, no estáis vivos. Os levantáis, coméis, estudiáis, os paseáis y os volvéis a acostar. Cualquiera puede decir que eso es porque estáis vivos pero no es cierto. Estáis en estado catatónico, casi muertos. Sumisos, dormidos y casi muertos.

Durante la pandemia habéis sido los peor tratados. La vergonzosa clase política que nos gobierna ha pasado de todos nosotros pero muy especialmente de vosotros. Se os ha criminalizado. Se os ha culpado de violar las normas. Unas normas estúpidas en su mayoría. Puestas y quitadas sin ton ni son, que el 90% de vosotros habéis seguido con una sumisión absolutamente impropia de vuestra edad.

Una sociedad adocenada incapaz de revelarse ha aprovechado para culparos de sus males. Sois malísimos. Queréis hacer fiestas y beber y ligar y reiros y divertiros como si tuvierais 20 años. Como si fuerais jóvenes vivos. Esta sociedad dormida, que se pasa el día haciéndole la ola a una tropa de políticos incapaces y sinvergüenzas que no se acuerda jamás de vosotros, que no hace nada por vosotros. Tampoco es raro porque vosotros mismos tampoco hacéis nada por los jóvenes, por vosotros.

El paro juvenil es del 40%, el subempleo y la precariedad entre los jóvenes es una vergüenza. Las perspectivas que tenéis para vuestro futuro son muy negras. Esto debería significar tensión y presión para la sociedad y para los políticos especialmente. ¡Pero no! ¡No hay tensión! Los jóvenes callan y duermen y aguantan y se someten.

Os traigo una mala noticia. Sois vosotros mismos los que tenéis que tomar el mando de vuestras vidas. Por las buenas o por las malas. Sin violencia o con ella, si no os dejan otro remedio. Nadie va a mover un dedo si vosotros no movéis el culo.

Tenéis todo el derecho y un millón de razones para salir a las calles, para pasaros las normas por el arco del triunfo y montar una revolución que ponga freno al abuso de la clase política y de las élites sociales indolentes.  

Lastima de juventud, tan hábiles para entender la tecnología, tan necios para entender el futuro que les espera y tan flojos para defender su vida.

Lástima de juventud del siglo XXI

 



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