El quite y la separación de poderes

La tauromaquia, tan llena de sabiduría popular, está plagada de términos que representan conceptos aplicables en muchos otros ámbitos. Gracias a mi amigo Google, en la web Taurologia.com , he encontrado la siguiente definición de quite:


“Quite”, en opinión de Luis Nieto Manjón, autor del Diccionario ilustrado de términos taurinos, es una “Suerte que ejecuta un torero, generalmente con el capote, para librar a otro del peligro en que se halla por la acometida del toro.
 “Se conoce como suerte e impropiamente tercio de quites a la suerte que los diestros realizan por turno con el capote entre puyazo y puyazo”

El recientemente constituido Gobierno de España, con la destreza táctica que caracteriza a su “sub-presidente”, el ínclito Iván Redondo (no sé si sobra el “sub”) ha encontrado un capote para evitar que el toro de la satisfacción de su público -la izquierda retórica- pueda herir al maestro de lidia Pedro Sánchez, que se ha presentado para esta ocasión vestido de morado y estelado. El capote que le está sirviendo a los subalternos para distraer al respetable de la izquierda retórica no es otro que la importantísima “separación de poderes”, puesta en riesgo por el nombramiento de la señora Delgado.

Cómo el sub-presidente es persona de maquiavélica habilidad, no ha elegido nada mal el tema para el quite. Sin duda, atreverse a pasar directamente del escaño del PSOE y la Cartera de Justicia al sillón de Fiscal General del Estado es lo suficientemente notable como para que nos olvidemos de su manejos con ERC y de los repartos de sillones y silloncitos entre los neocastos (nuevos en la casta) del club de Galapagar.

Pero, me he despistado, realmente no era de esto de lo que quería hablar en esta entrada del blog. Los problemas de separación de poderes entre el Legislativo y el Judicial son importantes pero, por suerte, aún a nadie se le ha ocurrido obligar a elegir los jueces de primera instancia entre candidatos que propusieran los partidos, ni se obliga a los jueces de instrucción a acatar, con disciplina, criterios definidos por los vocales del CGPJ que designan cada partido ¡Menos mal! Eso no pasa. Eso sí sería dinamitar la separación de poderes. Sería escandaloso.

Ahora sí les quiero hablar del mayor quite que han hecho los partidos a los españoles en los últimos cuarenta años. Una maniobra de distracción que pone en alto riesgo la estabilidad de nuestra democracia. Sí, tan serio como eso. 


Esas violaciones escandalosas que nos parecerían intolerables entre el Ejecutivo y el Judicial, las hemos aceptado como normales entre el Ejecutivo y el Legislativo. ¿Qué es si no la disciplina de voto? ¿Por qué aceptamos con normalidad que un representante de cada partido se ponga de pie y diga a los señores diputados que tienen que votar? 

Con las listas cerradas y la disciplina de voto, el Congreso de los Diputados no es más que un apéndice de los partidos que ocupan, innecesariamente, 350 escaños en la Carrera de San Jerónimo, con tener un representante por partido que ejerciera la representación de los escaños conseguidos sería más que suficiente. Y ahorraríamos mucho en sueldos y dietas.


Queridos compatriotas, os tengo que comunicar una muy triste noticia, al menos, para los demócratas convencidos: en España, el Poder Legislativo no existe.

Por eso es tan terrible que los vocales del CGPJ los elija el Congreso, porque eso no es más que dar sillones a los partidos en la gestión del aparato de la justicia.

Lamentablemente, en la analogía con la que empecé este artículo, nosotros, los votantes, los ciudadanos, somos la ganadería. Una ganadería bastante mansa que no aprende aunque nos toreen en varias ferias al año. No aprendemos a olvidar el engaño y no acabamos de ir directos a por el diestro (aunque en este caso sea siniestro)

Por esta razón os recomiendo que no os dejéis engañar por los quites y entendáis que, en España al menos, el verdadero problema de separación de poderes está entre el Ejecutivo y el Legislativo



mo no hay regla sin excepción, frente a la irrelevancia de 349 diputados, tenemos que reconocer la excepción de la señora Oramas 

Comentarios

  1. Magnifico artículo Manuel y muy buen símil el d "los wuites" te felicito por tus acertadas reflexiones.lastima que sean tan ciertas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El malo o el tonto

Los españoles somos muy malos ingleses

Sin guiño no habrá Rey