¡Si mi abuela tuviera ruedas!


¡Si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta!

Cuando yo era preadolescente, 12 o 14 años, me encantaba mirar a los señores que venían a reparar las máquinas de Pinball (Pinball es el nombre moderno, nosotros las llamábamos “Petaco” o, simplemente, “maquinitas”)

Me encantaba ver cómo eran todos aquellos mecanismos complicados. No los miraba para entender como funcionaban, no me hacía falta. Yo tenía un cuaderno en casa donde había dibujado mis hipótesis sobre el funcionamiento de cada parte. Yo esperaba con ansiedad a que abrieran las tapas de aquellas máquinas para comprobar si había acertado.

Cómo podéis suponer, no siempre acertaba ¡No siempre!  Pero la mayoría de las veces sí. Y es que yo nací ingeniero. Los que han trabajado conmigo lo saben, estudié ingeniería porque ¿qué otra cosa puede estudiar un ingeniero?

Mi sistema para entender las “maquinitas” me dio tan buen resultado, me divertía tanto comprobando si acertaba o no, que se ha convertido en mi forma de entender las reglas de  funcionamiento del mundo.

Por ejemplo, apliquémoslo al Brexit, el pesadísimo Brexit. 

¿Realmente los británicos quieren salir de la UE? ¡Lo votaron! es cierto, pero hubo toda una campaña que ahora sabemos que se basó en argumentos manipulados.

¿Qué hace que rebote la bola? ¿Por qué nos quita una partida si movemos la máquina?

¿Por qué esa campaña para el Brexit? ¿De dónde salieron esos personajes, más actores que políticos (¿hay diferencia entre esos dos oficios?)? ¿Por qué no se ve a ningún medio británico apoyando el anti Brexit? Todo el mundo, me refiero a la gente, opina que es malísimo pero no hay quien lo pare.

Yo dibujaría en mi cuaderno hipótesis sobre los mecanismos alrededor/debajo/encima del Brexit. Seguramente tiene que haber alguien muy poderoso (subrayaría en mi cuaderno lo de muy poderoso) que tendrá mucho beneficio si sucede lo del Brexit. Probablemente hay alguna relación entre el interés de alguien por el Brexit y que un personaje como Trump esté en la Casa Blanca. Quizás también tiene algo que ver con la emergencia de China como primera potencia mundial.

En el fondo todos esos mecanismos deben ser muy parecidos a los de un Pinball. Parecidos pero con algunas diferencias muy notables: 1. no podemos levantar ninguna tapa para descubrir cuál es la realidad (¡no nos dejan!) y 2. no podemos llamar a ningún señor que venga a repararla. Aún hay muchos que creen que sí hay alguien allá arriba, alguien que puede reparar la “maquinita”, seguramente no se han percatado del papel del Vaticano en este Pinball.

Si España fuera la España del siglo XVIII tendríamos algún papel en el Pinball del Brexit. Si tuviéramos ahora un Carlos III, podríamos apoyar a Europa como entonces apoyamos a los sediciosos fundadores de los Estados Unidos.

Si tuviéramos capacidad de influir en los 500 millones de personas que hablan nuestro idioma seríamos importantes para mover los mecanismos que se esconden detrás de las tapas del Brexit.

Si le pudiéramos poner una sola voz a los 5.400.000 millones de dólares que supone el PIB de los países de cultura hispana, podríamos hacer que respetaran la vida de esos 500 millones de personas.

Si fuéramos capaces de movilizar el potencial de crecimiento y la creatividad de esos 500 millones de humanos, claramente ayudaríamos al mundo a inclinarse en una dirección más humana solidaria y, muy importante, menos materialista y más divertida.

Si mi abuela tuviera ruedas …

Pero ¡no las tiene!

Eso sí, nadie puede evitar que nos hagamos una pregunta:

¿Merecería la pena levantarle las faldas a la abuela y ponerle ruedas?




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