Solo el pueblo salva al pueblo
Cuando se habla de polarización, casi siempre se piensa en la división clásica entre izquierda y derecha. Sin embargo, esa es solo la superficie. La verdadera fractura, la que atraviesa de verdad nuestras sociedades, no está en la ideología sino en los intereses: por un lado los ciudadanos y por otro los políticos.  Los ciudadanos vivimos pegados a la realidad. El despertador que suena temprano, el trabajo que hay que conservar, la hipoteca o el alquiler, los niños que necesitan atención, los mayores que requieren cuidados. La vida de la mayoría de la gente está marcada por la urgencia de sobrevivir, por la necesidad de sacar adelante a la familia, de conservar la casa, el coche, los pocos ahorros. En cambio, los políticos habitan un mundo distinto . Sus horarios, sus preocupaciones y hasta sus prioridades se parecen poco a los nuestros. Ellos dedican su tiempo a mantener privilegios, a jugar con presupuestos que no salen de su bolsillo, a cuidar una imagen pública que garantice que se...
 
