Bolívar y el golf

La sociedad civil tiene derechos y responsabilidades. La élite de la sociedad civil, a la que pertenecéis muchos de los que estáis leyendo esto, tiene muchísima responsabilidad en lo que nos pasa.

Tengo un amigo muy buen médico, ya jubilado, que siempre me decía que hay que aprovechar los episodios agudos de una enfermedad para entender lo que pasa y poder hacer mejores diagnósticos y, como consecuencia, establecer tratamientos acertados.

La política en España está en un trance muy agudo de sus enfermedades. Sin necesidad de muchas analíticas ni resonancias magnéticas, solo viendo algunos ratos de las sesiones del Congreso de los Diputados, se evidencian claramente los síntomas y podemos sacar conclusiones sobre las causas.

Los políticos, es decir, los partidos políticos que son los que realmente detentan el poder en España, dedican la mayor parte de su tiempo y sus neuronas a pensar en y pelear por alcanzar y mantener el poder. Es algo tan habitual que ya lo admitimos como normal. El segundo tema que más les preocupa es qué beneficios, lícitos y hasta ilícitos, pueden obtener estando en el poder o cerca del poder. Cuando les queda tiempo después de ocuparse de estos dos temas centrales, en el tiempo que les sobra, piensan un poco, bastante poco, en los problemas reales de los ciudadanos que los votan que además son ¡pequeño detalle! los que les pagan su vida de privilegios.

Si eres accionista de una empresa y tus directivos, en lugar de concentrarse en mejorar las perspectivas y el funcionamiento de la empresa, se ocupan sobre todo de pelearse a codazos con sus colegas y conseguir que les paguen comidas de lujo, el problema de fondo es que tu no estás asumiendo tu responsabilidad como accionista. Si no ejerces de accionista, si no asumes tu responsabilidad, no tendrás derecho a esperar buenos dividendos y, ni siquiera, podrás quejarte de las malas prácticas de tus directivos. Eludir responsabilidades lleva inevitablemente a la pérdida de derechos.

Trabajando en una iniciativa de colaboración entre hispanos, he tenido en los últimos meses mucho contacto con élites de muchos países de habla hispana y especialmente venezolanas. En una interesantísima charla con una notable jurista y profesora venezolana, ví muy claro como el deslizamiento que empieza con un deterioro de la calidad democrática te puede llevar a un escenario como el de Venezuela. La clave del deslizamiento no está en los que rompen el orden democrático, la verdadera clave está en los ciudadanos de la élite social que lo permiten sin mover un dedo.

España está lejos de un escenario como el de Venezuela, bastante lejos, no seamos alarmistas, pero hemos iniciado un terrible camino. Hemos aceptado la práctica disolución del poder legislativo (las sesiones de control se parecen cada día más a un Sálvame Parlamento), nos parece admisible que se plantee un “cordón sanitario” frente a unos políticos votados por más de 4 millones de españoles, nadie levanta la voz cuando sabemos que algunos medios de comunicación  (casi todos) sobreviven gracias al dinero que reciben del gobierno (en realidad de los partidos) que tienen en sus manos nuestros dineros y asumimos con increíble indiferencia que los miembros del CGPJ o a los magistrados del Tribunal Constitucional reciban instrucciones de los partidos.

La sociedad civil en España, en realidad la élite de eso que llamamos sociedad civil, ha decidido no asumir su responsabilidad en la marcha del país. Como pasa con algunos accionistas irresponsables, esa élite piensa que con criticar al directivo ya ejerce su responsabilidad. Esa élite piensa que diciendo varias veces al día, en distintos foros, lo malísimo que es Sánchez, ha cubierto su parte de responsabilidad en el deterioro de la democracia española.

Pues les tengo una malísima noticia. Su responsabilidad es mucho mayor. Deben informarse mejor, entender el fondo de los problemas de los ciudadanos, manifestar sus opiniones de forma estructurada sobre los políticos que administran nuestros intereses e influir todo lo que puedan, que es bastante, para conseguir que el deslizamiento antidemocrático se detenga y ser revierta.

Ya sabemos que el golf es muy agradable y divertido pero debes, si eres consciente de los problemas del país, restar unas horas cada semana de tu golf para dedicarlas a preocuparte de tu país. Si no lo haces debes ser consciente de que estás eludiendo tus responsabilidades como ciudadano, estás contribuyendo a la pérdida real de derechos de los españoles y deberías abstenerte de opinar sobre lo que hacen los políticos.

Mi conclusión es que sí, el que las élites prioricen el golf frente a sus responsabilidades nos acerca a Bolivar.

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