Pensamiento Mágico Pendejo

Es corriente escuchar en estos días cientos de reflexiones sobre los efectos de la pandemia, desde los que, sin saber mucho por qué, sentencian que “todos seremos mejores” hasta los que, viniéndose arriba, se atreven a pronosticar que “el mundo nunca volverá a ser igual”. Es bastante probable que todos hayamos dicho tonterías parecidas durante estos meses. El miedo y los nervios tienen efectos terribles.

Todo esto me recuerda a un personaje mexicano muy singular, Odin Dupeyron, y una entrevista de hace años, es decir, no afectada por los efectos de la pandemia, en la que  Odín contaba que su diagnóstico sobre la sociedad actual es que hay un exceso de Pensamiento Mágico Pendejo (Podéis ver la entrevista en este enlace https://youtu.be/t68b9WNJh6k)

De todas formas lo que más me asombra es hasta qué punto la pandemia y el manoseo que hacen de la realidad de la pandemia los políticos y los medios de comunicación (los medios propiedad de los políticos, que ya son todos) han conseguido idiotizar a la población. No hay otra explicación para que nos traguemos sin pestañear tanta estupidez.

Es realmente increíble que demos por ciertos datos y estadísticas que no tienen sentido o que están tan claramente manipulados que cualquiera lo detectaría. Ahora no, ahora no detectamos nada, tragamos y tragamos. Muchas de estas cosas que aceptamos sin cuestionarnos no son irrelevantes, algunas tienen y tendrán un enorme impacto en nuestra vida, pero no las vemos.

Seguramente tiene que ver con dos factores. El primero es que los que nos cuentan los cuentos son trileros muy profesionales y hacen muy difícil seguir la bolita y, además, como los trileros auténticos tienen cómplices entre el público -los políticos que teóricamente compiten con el charlatán principal- que nos distraen para que nuestro cerebro pierda de vista la bolita. Segundo, hay todo un coro de voces -periodistas supuestamente profesionales- que repiten tantas veces la misma pendejada que nuestro cerebro termina por admitirla como una verdad.

Para hacerlo más comprensible pongo un ejemplo.Si alguien me dice que 200 habitantes de su ciudad le han dicho que les gusta el chocolate y me pregunta si me parecen muchos o pocos. Si lo pienso mínimamente, para contestar con lógica, le tendré que hacer dos preguntas: ¿cuántos habitantes tiene tu ciudad? y ¿a cuántos has preguntado? . Sin conocer esos dos datos es absurdo decir si son muchos o pocos. Si su ciudad es, por ejemplo, Sigüenza (4.000 habitantes apróx.) y nos dice que ha preguntado a 250 personas, podemos decir que ha preguntado a bastante gente y que los seguntinos son muy chocolateros. 

Sin embargo, si la ciudad de la que me habla es Ciudad de México (20 millones de habitantes) y su respuesta a mis pregunta es que son 500 entrevistados y ha obtenido 200 respuestas afirmativas, mi respuesta a si son muchos o pocos debe ser NO LO SÉ, no hemos preguntado a un número suficiente de personas.

Si, a continuación me pregunta si los habitantes de su ciudad son muy chocolateros, mi respuesta para los seguntinos será SÍ porque ha entrevistado al 6,25% de la población y el 80% dice que lo es. Sin embargo, para los mexicanos debe ser NO LO SABEMOS. De los mexicanos, habiendo preguntado solo al 0,0025% de la población y de estos solo el 40% ha dicho que si, lo único que puedo decir es que hay 200 mexicanos que contestan afirmativamente. Con esos datos sería absolutamente absurdo llegar a la conclusión de si son muy chocolateros o poco chocolateros.

¿De perogrullo verdad? ¿Qué pensarías si una semana después el mexicano te dice que la “chocolatofilia” en Ciudad de México está disparada porque 2.000 mexicanos le han contestado que les encanta el chocolate? Evidentemente le debes preguntar a cuántos ha preguntado. Sin ese dato es imposible saber si es o no un incremento real. Si ha preguntado a 5.000, nada ha cambiado, sigue siendo un 40% de los entrevistados, solo que ahora el dato es un poco más significativo por haber preguntado a más personas. Si le pregunto y me dice que ha entrevistado a 10.000 le tendré que decir dos cosas, primero que el dato es menor que la semana anterior, solo el 20%, y segundo que intentaba engañarme diciéndome que la “chocolatofilia” está disparada.

Os pido perdón por tan largo y perogrullesco razonamiento para llegar a una conclusión muy simple: Cuando veas una noticia como las que adjunto en este artículo, solo hay dos posibles conclusiones, o el que la difunde es un ignorante profundo por presentar como dato relevante un número que no dice nada sin compararlo, al menos, con el número de test que se han realizado o, si no es un ignorante, sin lugar a duda, nos quiere engañar alarmándonos con un número que, sin compararlo con las pruebas realizadas o con la población total, no significa absolutamente nada.

Estas noticias tienen claramente una intención manipuladora. Tanto el que hablen de contagios, en lugar de resultados positivos (es como hablar de chocolatofilia en lugar de respuestas positivas) y el que sea prácticamente imposible encontrar en ningún medio datos sobre el número de pruebas realizadas para llegar a esos “positivos”, no son casualidades, son una forma sibilina de asustarnos y manipularnos.

Por supuesto que esto no significa ni que el virus no exista ni que no haya que tomar medidas. Simplemente significa que las medidas impresionantes que nos imponen nuestros políticos no están pensadas para conseguir efectos reales contra el virus, se pensaron para que no decaiga el espectáculo que nos distrae de buscar la bolita (recordad al trilero). 

Si el impacto de la pandemia y su ruido aun te permite pensar y tienes interés en saber porque en España los datos reales de la pandemia y sus consecuencias económicas son mucho peores que en los demás países, no busques más, la razón está en las prioridades reales que aplican los que nos gobiernan.

La necesidad de espectáculo de nuestros políticos para distraer nuestra atención y evitar que los echemos a patadas de sus poltronas (patadas figuradas, por supuesto) está muy por delante de su interés por protegernos del virus o por cuidar el bienestar económico de los españoles. No hay que olvidar que, moviendo la bolita como lo han hecho, han conseguido que el bienestar económico de los políticos y sus huestes no se haya resentido lo más mínimo. Gracias a la bolita, para el inmenso sector político no hay EREs ni ERTEs ni despidos ni quiebras empresariales. Ellos siguen disfrutando de sus sueldos, sus coches, sus dietas y colocando a amigos.

Por esto os recomiendo pensar dos veces lo que quieren decir las noticias con las que nos bombardean cada día y procuréis no caer en lo que Odín Dupeyron llamaría

Pensamiento Mágico Pendejo


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