La torpeza de Mariano Rajoy


Si España fuera una empresa, los españoles seriamos los accionistas y nos estaríamos arrepintiendo amargamente de haber elegido a Rajoy como Consejero Delegado en la última Asamblea General, no porque haga política más o menos de derechas, todos la hacen, sino por su incapacidad para separarse de lo urgente y su total falta de visión del funcionamiento de la entidad que representa, un País, España.

Como en todas las empresas o asuntos complejos a gestionar el peor defecto es perder la visión de conjunto en el tiempo y el espacio y obsesionarse con "el problema urgente", Rajoy ha batido todos los records de torpeza en ese sentido.

Recientemente, con Zapatero, habíamos vivido el impacto de un gestor híper visionario, totalmente alejado de la realidad (Un magnífico profesor de estrategia me enseño, antes de que apareciera ZP, que “La distancia entre una gran visión y una alucinación es muy pequeña” ZP era el paradigma de este riesgo)

Está claro que los españoles no tenemos una racha de suerte con nuestros gestores, Rajoy reúne muchos de los defectos fatales para un gestor:

Personaje gris, inexpresivo y dubitativo que hunde cualquier intento de los ciudadanos de buscar una referencia de confianza

Contagiado hasta en su expresión facial por las dificultades del momento. Es como un médico hipocondriaco que interioriza los síntomas de todos los enfermos que pasan por sus manos

Incapaz de aportar una visión de futuro. No hay planes, no hay ambiciones, no hay esperanza, no hay futuro

Totalmente insensible frente al valor de la motivación y las emociones de los humanos

Rajoy es el capitán del barco encerrado en su camarote rodeado de cartas de navegación mientras la tripulación y el pasaje se pelean con la tormenta e intentan ilusionarse con los folletos de un destino maravilloso al que se supone que iban

Un capitán que ha abandonado su responsabilidad de defender y animar a su tripulación y tienen que ser los pasajeros ilustres (Botín, Alierta, etc) los que salgan a infundir un poco de ánimo al pasaje

Creo que muchos españoles / accionistas estaríamos encantados de convocar una Junta Extraordinaria y cambiar al Consejero Delegado. La pesadilla empeora cuando miramos alrededor y vemos que la alternativa no es mucho mejor, un Rubalcaba igual de gris, con una mirada oscilante que parece esconder ignorancia y un recorrido que le confirma en su vocación de Conservador de Rentas Electorales. Rubalcaba es claramente un contable que sueña con el puesto de Consejero Delegado, sin darse cuenta de que no ha entendido nada de las funciones del puesto que ansía.

Estamos en una de las mejores etapas de nuestra historia en cuanto a la capacidad de los ciudadanos para crear, trabajar y progresar en empresas, deporte, artes, etc. Pero  alguien nos ha echado un mal de ojo para hacerla coincidir con una de las peores camadas de políticos de los últimos siglos.

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