¡Si mi abuela tuviera ruedas!

¡Si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta! Cuando yo era preadolescente, 12 o 14 años, me encantaba mirar a los señores que venían a reparar las máquinas de Pinball (Pinball es el nombre moderno, nosotros las llamábamos “Petaco” o, simplemente, “maquinitas”) Me encantaba ver cómo eran todos aquellos mecanismos complicados. No los miraba para entender como funcionaban, no me hacía falta. Yo tenía un cuaderno en casa donde había dibujado mis hipótesis sobre el funcionamiento de cada parte. Yo esperaba con ansiedad a que abrieran las tapas de aquellas máquinas para comprobar si había acertado. Cómo podéis suponer, no siempre acertaba ¡No siempre! Pero la mayoría de las veces sí. Y es que yo nací ingeniero. Los que han trabajado conmigo lo saben, estudié ingeniería porque ¿qué otra cosa puede estudiar un ingeniero? Mi sistema para entender las “maquinitas” me dio tan buen resultado, me divertía tanto comprobando si acertaba o no, que se ha convertido...