Democracia difunta

No hay ejercicio más frustrante que luchar por la vida de un difunto. Todos hemos tenido la tentación de pensar que podemos resucitar a un ser querido que ha fallecido, pero es importantísimo asumir la realidad para no sucumbir a las emociones y quedarnos en la nostalgia depresiva de añorar al difunto. Quiero defender en este humilde artículo lo que, para mí, son dos realidades evidentes de España que urge asumir y pensar en qué podemos hacer para crear otra realidad en lugar de deprimirnos, lamentarnos y caer en la nostalgia paralizante. Las dos realidades a las que me refiero son: la democracia española ha muerto y los españoles no les importa un pimiento Vayamos con el punto número uno. En España se supone que tenemos una democracia parlamentaria , es decir, un sistema político basado en que existan tres poderes y que esos tres poderes sean independientes. Para que una democracia parlamentaria sea realmente digna de ser considerada democracia, el poder legislativo debe ser una ...